Volumen 15 - Nº 87
Junio-Julio 2005

Efectos sociales de los cambios en la Agricultura

Todo cambio productivo tiene un efecto social, planificado o espontáneo, buscado o sorpresivo, directo o indirecto, positivo o negativo, de diferente valor según la posición de quien lo mire. Un fenómeno de la magnitud de la expansión del cultivo de soja en la Argentina, que, además, se produjo a gran velocidad, no podía dejar de afectar a la sociedad, tanto en el ámbito local o regional como en el nacional. Lo mismo que para cualquier cuestión social, en la medida en que se vaya más allá de la descripción y exposición de datos (y aun eso sería discutible), toda evaluación resulta afectada por el marco ideológico que se utilice. Por ejemplo, en el caso de la soja, la evidente concentración de las explotaciones que ha resultado del proceso puede ser mirada por algunos como una catástrofe social, y por otros como una consecuencia positiva y necesaria de la modernización económica.

La expansión de la agricultura en general, y de la soja en particular, generó en la sociedad argentina un notable intercambio de opiniones sobre sus ventajas y desventajas. Entre los temas discutidos se encontró su impacto social. El debate tendió a polarizarse entre los que exaltaron las consecuencias negativas y los que destacaron las virtudes, unos y otros, casi siempre, de manera exagerada. El propósito de este artículo es brindar una visión lo más clara posible de los efectos sociales que se produjeron, y adelantar algunas de las posibles interpretaciones, que los lectores podrán aceptar, rechazar o complementar. El artículo enfocará dos aspectos. En primer lugar, los efectos directos e indirectos sobre los diferentes actores sociales. Debido a las diferencias notables de estructura social y agraria entre la región pampeana y el norte argentino, el análisis se hará por separado para cada región. En segundo lugar, y más brevemente, la reacción de la opinión pública.

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