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Volumen 13 - Nº
75
Junio - Julio 2003 |
El aumento de la resistencia bacteriana a los antibióticos es uno de los grandes problemas de la medicina. La ingestión de suplementos microbióticos vivos probióticos, de ingredientes alimentarios que estimulan la acción bacteriana prebióticos o de ambos asociados simbióticos mejora sensiblemente el funcionamiento intestinal. |
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Microscopía electrónica de células de Lactobacillus reuteri adheridas al epitelio gástrico de un ratón. |
Tanto el feto humano como el animal no contienen gérmenes pero, inmediatamente después del nacimiento, las superficies y mucosas son rápidamente colonizadas por microorganismos según una secuencia específica para cada especie. La duración de ese proceso también varía según la especie. En el ser humano, por ejemplo, se necesitan entre seis y doce meses para que se instale una microbiota o sea una microflora similar a la de un adulto.
En un ser humano adulto hay aproximadamente 100 trillones de microorganismos, de 300 a 400 especies diferentes; esa microbiota pesa alrededor de 1,2kg y tiene una actividad metabólica global similar a la de un hígado. Por lo tanto, la microbiota normal puede considerarse como un órgano responsable del desempeño de funciones benéficas. La protección ecológica la cual impide la multiplicación de microor ganismos patógenos, la inmunomodulación que permite una respuesta rápida y adecuada del sistema inmunológico ante agresiones infecciosas y la contribución nutritiva que regula la fisiología digestiva y provee vitaminas y fuentes energéticas, son las principales funciones de la microbiota en el tracto digestivo. Es entonces fundamental que esta se instale rápidamente y que sus funciones sean preservadas.
Diversos factores tales como el parto normal o cesárea, aislamiento en incubadora, amamantamiento por pecho o fórmula pueden interferir en el proceso de instalación de la microbiota normal en los recién nacidos o en su mantenimiento en adultos uso de antimicrobianos, cambios alimentarios drásticos, estrés, etc.. Estos factores pueden provocar retraso en su implantación o falla en sus funciones. Cuando se prevén perturbaciones, o cuando se constata que estas ya se han instalado, se pueden compensar los desequilibrios administrando probióticos, prebióticos o simbióticos, útiles tanto para humanos como para animales. Nuestro enfoque en este artículo se orienta específicamente a aquellos productos de interés para los humanos.
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