Volumen 13 - Nº 75
Junio - Julio 2003

Impacto ambiental de los cultivos transgénicos
Monica Poverene y Miguel Cantamutto
Figura 1: Girasol silvestre (Helianthus petiolaris) en un lote sin cultivar próximo a Macachín, provincia de La Pampa.

 

La creación de los cultivos transgénicos y su uso cada vez más generalizado ha originado considerable preocupación por el impacto que esta tecnología podría tener sobre la salud humana y el ambiente. Todavía es muy limitada la información que llega al público acerca de los cultivos genéticamente modificados (GM) y de las consecuencias de su utilización sobre otros organismos.
Afortunadamente, es cada vez mayor la evidencia científica que demuestra que los alimentos derivados de cultivos GM son tan adecuados para consumidores humanos y animales como los obtenidos por las prácticas tradicionales de mejoramiento genético. (Ver ‘La revolución genética y la agricultura’ en Ciencia Hoy, 62, 22-34, 2001). La mayor inquietud originada por el uso de los organismos genéticamente modificados (OGM) parece ser actualmente el probable impacto ambiental que eso traería aparejado.

En la última década la Argentina ha asumido un papel de liderazgo en la producción de cultivos GM en América Latina. Aunque la política en esta materia no ha sido sostenida, la superficie cultivada con variedades transgénicas de soja, maíz y algodón aumentó rápidamente desde 1998 y las solicitudes de ensayos de cultivos GM comprendieron una variedad de especies (ver tabla 1). La evaluación de impacto ambiental debería acompañar cualquier ensayo de nuevas tecnologías, pero es especialmente importante en los relacionados con biotecnología agrícola. La Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA) creada en 1991 y dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPyA) se encarga de regular la introducción y liberación al ambiente de organismos transgénicos. La mayoría son cultivos; en unos pocos casos se trata de vacunas de uso veterinario. La normativa está basada en las características del OGM y en los riesgos que podrían derivar de su utilización. Presta especial atención a los aspectos que hacen al ambiente, la producción agropecuaria y la salud pública. El permiso de ensayo de OGM a campo o en condiciones controladas de invernáculo y laboratorio tiene en cuenta las características del organismo, las del sitio donde se realiza y las condiciones del ensayo. El control posterior está a cargo del ex Instituto Nacional de Semillas (INASE) y del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).

Tabla 1: Solicitudes de liberación de emsaups de OGM aprobadas por CONABIA, discriminadas por año y por cultivo, en la última década en la Argentina. Casi el 89 por ciento fueron ensayos a campo y el resto en invernáculos o laboratorio.

1991-1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
Total
maíz
18
18
23
41
40
44
22
23
229
Girasol
2
-
2
17
24
18
7
4
74
soja
8
9
6
7
12
10
15
10
77
algodón
6
5
4
7
4
5
9
8
48
papa
1
1
2
3
1
4
3
15
trigo
1
1
2
1
2
1
3
3
14
alfalfa
--
--
--
1
4
--
1
8
14
colza
5
2
1
1
--
--
--
--
9
tabaco
--
--
--
--
--
--
2
2
4
tomate
1
--
--
1
--
--
2
--
4
arroz
--
--
--
--
1
2
--
--
3
remolacha azucarera
1
--
--
--
--
--
--
--
1
frutilla
--
--
--
--
--
--
--
1
1
Total
42
36
39
78
90
81
65
62
493
ensayos a campo
37
32
38
67
71
77
60
55
437


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