Volumen 12 Nº 71
Octubre - Noviembre 2002


James Cronin
Al acecho de rayos cósmicos de ultra alta energía

Se transcribe a continuación
la entrevista realizada en Malargüe, Mendoza,
el 24 de abril de 2002 por el
doctor Alberto Pignotti, integrante del Consejo Científico de CIENCIA HOY.

Tras muchos años de trabajar en experimentos con aceleradores de partículas, que le valieron en 1980 el premio Nobel de Física por el descubrimiento de una pequeñísima violación de una simetría fundamental que rige el comportamiento de las partículas elementales, James Cronin lidera, desde hace unos años, un proyecto multinacional, denominado Pierre Auger, que busca confirmar la existencia de rayos cósmicos de ultra alta energía, y a desentrañar su origen (ver ‘Un desafío cósmico para el Observatorio Auger’ en este número). Se trata de detectar eventos muy raros, consistentes en la llegada a la alta atmósfera de uno de estos rayos, que en realidad es una partícula subatómica provista de una energía macroscópica. Tan raro es este acontecimiento que sobre un área de un kilómetro cuadrado se produce pocas veces por siglo. Por tal razón, y para detectar un número apreciable de estos eventos, se han planeado dos laboratorios que se extenderán sobre áreas de 3000 kilómetros cuadrados cada uno, el primero de los cuales se está construyendo cerca de Malargüe, en la provincia de Mendoza.

Desde su punto de vista, ¿por qué son tan atractivos los rayos cósmicos?

A mí me atraen los rayos cósmicos de las energías más altas, que alcanzan magnitudes macroscópicas, como 3x1020eV, que equivalen a 50 joules de energía. Yo creo que ese solo hecho, de cómo la naturaleza produce tanta energía en una sola partícula (son las partículas más energéticas del universo) es la razón que más me motiva. Nadie entiende cómo ocurre esto, aunque hay muchas teorías, pero ninguna muy convincente, porque contienen cosas alocadas como defectos topológicos y la violación de la invariancia de Lorentz. Pero para mí, a nivel personal, el verdadero problema es lograr comprender cómo la naturaleza puede producir partículas tan energéticas. Afortunadamente, la naturaleza nos provee de algunas herramientas que pueden ayudar a entender el problema. En primer lugar, está la famosa cota debida a la interacción de los rayos cósmicos con el fondo de radiación de microondas, que limita la distancia (y por lo tanto el número) de las fuentes donde se originan los rayos cósmicos de ultra alta energía que llegan a la Tierra. Además, se espera que la desviación provocada en esos rayos sea muy pero muy pequeña, así que disponiendo de los elementos de la astronomía creo que el resultado más excitante sería el de encontrar fuentes localizadas en el espacio, y quizás entonces logremos descifrar qué es lo que son.

 

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