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Volumen
11 - Nº 66
Diciembre 2001 Enero 2002 |
Cuando se considera el estado de la ciencia en la Argentina, por lo general se resalta que los académicos, tomados en forma individual y medidos con los criterios habituales en cualquier lado del mundo, son razonablemente competentes, pero las instituciones no funcionan bien. La Argentina siguió en esencia el modelo francés, según el cual las instituciones de investigación son entidades estatales, regidas, gobernadas y enteramente financiadas por el Estado. Por ello, los investigadores y los procedimientos están sujetos a las normas de la administración pública. En contraste, el Weizmann, aunque creado y en parte financiado por el Estado, pudo reunir una cantidad considerable de recursos privados y, lo que es más importante, posee un sistema independiente de gobierno y administración, que establece sus propias normas y no se sujeta a las del sector estatal. ¿Podría comentar?
Creo que es muy importante que una institución académica sea independiente. Para que funcione correctamente, tiene que poder decidir sobre su política. En particular, debe ser libre para poder contratar la gente que crea mejor para llevar a cabo su misión, debe ser libre para promoverla, darle estabilidad laboral o despedirla. Es necesario preservar la autonomía de las instituciones científicas para tomar decisiones basadas en criterios científicos, sin la interferencia de factores externos, en especial, sin interferencia del sistema político. Uno de los problemas que estamos enfrentando en Israel, que probablemente ustedes también enfrenten en la Argentina, es que, por ser un país relativamente pequeño, por lo menos en términos académicos, hay poca movilidad en las instituciones científicas y, sobre todo, solo hay un pequeño grupo de científicos bien entrenados, que estuvieron en el extranjero y trabajan en problemas de vanguardia.
El pequeño tamaño académico del país ocasiona dos problemas.
Uno es la forma de evaluar rutinariamente el trabajo de los miembros de
la comunidad científica y la calidad de la ciencia producida en el país.
Obviamente, un evaluador debe tener cierta distancia de los que va a evaluar,
pero ello es casi imposible en una comunidad científica pequeña. ¿Cómo se
pueden evitar los conflictos de intereses y la endogamia en pequeñas comunidades
científicas? El otro problema se relaciona con mantenerse al día en la cambiante
situación de la investigación en el mundo. Al haber un número limitado de
jóvenes investigadores que entran en el sistema cada año, los institutos
o departamentos deben aceptar los que puedan atraer y tienen pocas posibilidades
de elegir a quienes se orienten a las nuevas líneas de trabajo en las que
dichos institutos o departamentos pudiesen estar interesados. Las instituciones
tienden a mantenerse dentro de las líneas de investigación establecidas,
porque los estudiantes de postgrado y los investigadores jóvenes, entrenados
para hacer cierto tipo de trabajo, son enviados al extranjero y luego regresan
a los grupos con los que comenzaron o a otros que hacen trabajo similar.
De este modo, se hace difícil entrar en campos que son nuevos en el país.
Se hace igualmente difícil abandonar campos tradicionales que hayan perdido
interés. Se demora mucho más que en otros lugares para empezar nuevos campos.
Siempre se debe tener esto en mente y tomar decisiones con anticipación.
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