Volumen 8 - Nº43 -Nov/Dic 1997

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Revista de Divulgación Científica y Tecnológica de la
Asociación Ciencia Hoy

ENSAYO

Sokal Ataca de Nuevo

Miguel de Asúa

Ce defaut est celui des esprits cultivés, mais stériles; ils ont des mots en abondance, point d‘idées; ils travaillent donc sur les mots, et s'imagjnent avoir combiné des idées parce qu’ils ont arrangé desphrases, et avoir épuré le langage quand ils l'ont corrompu en détournant les acceptions.

Este defecto es propio de los espíritus cultivados pero estériles; ellos tienen palabras en abundancia, pero no ideas: ellos trabajan, pues, con palabras y se imaginan haber combinado ideas cuando han ordenado frases y haber depurado el lenguaje cuando lo han corrompido alterando las acepciones.

Buffon, Discours sur le style

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¿Esto es
otro embeleco francés?
Este Bergson es un tuno;
¿verdad, maestro Unamuno?

Antonio Machado,
"Poema de un día"


¡Marianne había sido injuriada por un yankee! Las noticias del escándalo me llegaron por los buenos oficios de varios amigos. Y gracias a Pablo, gentil Mercurio, tuvimos el "panfleto llegado de América" [a París] en el Comité editorial de Ciencia Hoy a la semana de su aparición en la Ciudad Luz. ¿Qué pasó? Alan Sokal, el físico norteamericano que alcanzó notoriedad por su broma pesada contra el establishment deconstruccionista y posmoderno de los campuses norteamericanos (ver "Experimento peligroso", en Ciencia Hoy, 36:12-15, 1996), ahora se agenció un compinche belga para arrojar, junto con él, una bomba de estruendosa crítica científica a las barbas de los mismísimos mandarines literarios de la rive gauche. ¿Presenciamos la inauguración de una nueva querelle des sciences et des Iettres?, ¿las protestas de la razón científica ante la ola irracionalista que parece sumergir el fin del milenio?, ¿un episodio de oportunismo editorial?, ¿la expresión de una pelea por recursos universitarios cada vez más escasos?, ¿un cisma dentro de la proclamada crisis de la izquierda? Quizás, haya un poco de todo esto y de algo más. Pero empecemos por partes.

Alan Sokal (profesor de física de la New York University) y Jean Bricmont (profesor de física teórica de la Université de Louvain), acaban de publicar un libro que ostenta un desafiante título: Impostures intellectuelles (Paris, Editions Odile Jacob, octubre de 1997).

¿Quiénes son los "impostores"? Bueno, los autores franceses que, al menos en los Estados Unidos y en otros países, reciben el título de "posmodernos".

Resulta que un gran número de estos escritores utilizan en su discurso concepto y/o términos científicos que pertenecen a los campos más novedosos o rutilantes de la ciencia o que lindan con cuestiones de fundamentación teórica: la teoría de conjuntos y la lógica matemática (en particular, el teorema de Gödel), la topología, la relatividad, la mecánica cuántica, la teoría del caos, los fractales. Sokal y Bricmont declaran que aspiran a mostrar cómo estos pensadores "posmodernos":

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a) hablan de teorías científicas de las que sólo poseen una vaga idea,
b) importan a las ciencias humanas nociones de las ciencias exactas sin justificación empírica,
c) exhiben una erudición superficial para abrumar e impresionar al lector con términos científicos,
d) manipulan frases desprovistas de sentido y se entregan a vacíos juegos de palabras.

En síntesis, Sokal y Bricmont se ven a sí mismos como los que desenmascaran la mentira de los filósofos posmodernos y gritan a voz de cuello que "el rey está desnudo", para así "dar coraje a los que trabajan seriamente en estos dominios [ciencias humanas y filosofía] criticando los ejemplos manifiestos de charlatanismo" (Bricmont y Sokal, "Que se passe-t-il?", Libération, 18 de octubre de 1997). Pero esto no es todo. Como los autores no se cansan de repetir, su blanco es doble. El segundo objetivo es lo que ellos llaman el "relativismo cognitivo", que constituye un ingrediente epistemológico esencial de gran parte del discurso generado en los programas de cultural studies y de sciences studies de las universidades norteamericanas.

La obra consta de una introducción, una serie de capítulos, un epílogo y un apéndice en dos partes. La introducción es significativa. En ella los autores enuncian sus intenciones y se defienden de las posibles objeciones, que enumeran: haber salido a la caza de pequeños fragmentos textuales con inexactitudes poco relevantes a la hora de juzgar una obra de pensamiento; ser científicos "limitados" incapaces de captar el carácter profundo de lo que quieren decir los pensadores; interpretar a los autores literalmente sin tener en cuenta el carácter poético, metafórico o analógico de las expresiones y términos científicos utilizados o impedir a los filósofos hablar de ciencia por el mero hecho de que estos no poseen el diploma correspondiente.

Lo más sustantivo del libro son los capítulos dedicados a cada uno de los autores elegidos: el psicoanalista Jacques Lacan, la teórica de la literatura Julia Kristeva (que se ocupó asimismo del psicoanálisis y de la teoría política), la crítica feminista Luce lrigaray (que escribió sobre psicoanálisis, filosofía de la ciencia y lingüística), el sociólogo de la ciencia Bruno Latour, el sociólogo y filósofo Jean Baudrillard, el filósofo Gilles Deleuze y el psicoanalista Félix Guattari (que colaboraron en varias obras de gran difusión), y el teórico de la técnica y las comunicaciones Paul Virilio. Ocasionalmente, a pie de página, aparecen otros nombres de la constelación parisina, como el filósofo François Lyotard o el historiador y filósofo de la ciencia Michel Serres. En cada capítulo, Sokal y Bricmont seleccionan un número de textos del autor correspondiente y los someten a una crítica minuciosa, desde el punto de vista de la significación y del uso adecuado (o no) de los términos y conceptos científicos que en ellos aparecen -algo que podría titularse "análisis del discurso efectuado por un científico"-. Así, desfilan en las páginas de Impostures intellectuelIes la topología y la lógica matemática de Lacan; la aplicación del axioma de elección y la hipótesis del continuo al análisis del discurso poético efectuada por Kristeva; la incorporación de los atractores extraños y los espacios no euclidianos en una reflexión sobre la historia debida a Baudrillard; la proliferación logorreica de neologismos pseudocientíficos como "teletopología" o "espacio dromosférico" en los libros de Paul Virilio; el uso (y abuso) de la geometría de Riemann y la mecánica cuántica por Deleuze y Guattari; la condena de la mecánica de fluidos como ciencia masculina en lrigaray; la caracterización de Lyotard de una cierta "ciencia posmoderna" (constituída -según se nos dice- por la geometria fractal, la teoría de catástrofes, el teorema de Gödel, la indeterminación cuántica y otros desarrollos científicos novedosos y seductores).

Sokal y Bricmont acusan a los "posmodernos" no sólo de utilizar términos científicos sin preocuparse por su significado, de emplear en sus textos analogías científicas no justificadas, de cometer errores matemáticos o de utilizar palabras técnicas para impresionar al auditorio, sino también de escribir sobre la base de frases absurdas y de hablar sin saber qué se está diciendo (lo cual va más allá de cuestiones científicas en sentido estricto).

Los desenmascaradores de las "imposturas" explican abundantemente en el texto y en notas a pie de página los conceptos de matemáticas y ciencias que, a su juicio, sufren abuso (esto constituye un aporte colateral a la difusión científica -en particular, están muy logradas las notas dedicadas a la teoría de conjuntos y las páginas sobre la relatividad-.)

El libro incluye dos intermezzos de distinto peso: uno, muy significativo (y discutible, como veremos) sobre el relativismo cognitivo en filosofía de la ciencia y otro, más ocasional, sobre el abuso del teorema de Gödel y la teoría de conjuntos (considerando en particular la obra del reciclado Régis Debray, Critique de la raison politique, de 1981). La serie de capítulos se cierra con el dedicado a la conocida polémica sobre la relatividad entre el filósofo Henri Bergson y Albert Einstein. Sokal y Bricmont defienden la tesis de que uno de los orígenes de los abusos de los términos científicos por los filósofos debería buscarse en las confusiones sobre la relatividad que Bergson propagó en su libro Durée et simultanéité (1922).

El epílogo sintetiza las principales acusaciones que los autores de Impostures levantan contra los "posmos": deleite en el discurso oscuro, subjetivismo, escepticismo, relativismo cognitivo y preferir el lenguaje a los hechos referidos por este.

La primera parte del apéndice contiene una versión francesa del artículo "Transgressing the Boundaries: Toward a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity", que Sokal envió y logró publicar en SociaI Text y el cual constituye una parodia de los artículos de aquellos "lit. crits." (Iiterary critics) que abusan de la jerga científica vacía de contenido. La segunda parte del apéndice explica cada uno de los "trucos" utilizados para engañar a los editores del Social Text, quienes (según piensa Sokal) se habrían sentido halagados por el hecho de que un científico "duro" se hubiese sumado a su empresa intelectual.

El libro incluye dos intermezzos de distinto peso: uno, muy significativo (y discutible, como veremos) sobre el relativismo cognitivo en filosofía de la ciencia, y otro, más ocasional, sobre el abuso del teorema de Gödel y la teoría de conjuntos.