Mononykus es un ave primitiva cuya existencia
fue dada a conocer en 1993. El holotipo (es decir; aquel individuo elegido por los
paleontólogos, sobre todo para que sirva de referencia al realizar futuras comparaciones,
como el mejor representante de una nueva especie) de Mononykus olecranus proviene de
depósitos de la formación Nemegt, ubicados en la localidad de Bugin Tsav, en el sur de
Mongolia (Fig. 2), y está constituido por restos que datan de hace
aproximadamente 71 millones de años, pero otros ejemplares de la especie fueron
encontrados en las formaciones Djadokhta y Barun Goyot (unos 78 millones de años antes
del presente), en el Gobi mongol, y en capas aún más antiguas de la formación Iren
Dabasu (aproximadamente 92 a 96 millones de años), en el norte de la China (esquema de los tiempos geológicos) tiempos geologicos
FIG.2:
MAPA DE LA REPÚBLICA POPULAR DE MONGOLIA, CON LAS LOCALIDADES DE BUGIN TSAV Y BAYN DZAK
(TAMBIÉN CONOCIDA COMO FLAMING CLIFFS), SITUADAS EN EL DESIERTO DE GOBI, EL HOLOTIPO DE
MONONYKUS PROVIENE DE BUGIN TSAV, EL PRIMER EJEMPLAR , DESCUBIERTO EN 1923, FUE HALLADO EN
BAYN DZAK.
Mononykus poseía un cráneo provisto de
diminutos dientes y miembros anteriores muy cortos y robustos, cuyo primer dedo terminaba
en una garra o falange ungular hipertrofiada. Sus miembros posteriores eran gráciles y
elongados y su cola proporcionalmente corta, estaba formada por unas veinticinco
vértebras (Fig. 3).
FIG.3:
RECONSTRUCCIÓN DEL ESQUELETO DE MONONYKUS. LOS RESTOS ENCONTRADOS
PERMITEN RECONSTRUIRLO EN SU TOTALIDAD (CORTESÍA DE MICHAEL ELLISON, AMNH)
El estudio detalIado de la anatomía de
Mononykus revela que este comparte con las aves modernas rasgos anatómicos ausentes en
Archaeopteryx, el ave más primitiva conocida, del jurásico superior de Alemania (hace
unos 150 millones de años). La consideración de los caracteres anatómicos indica que
Mononykus y las aves modernas poseen un ancestro comun, que no lo es de Archaeopteryx
("Cladismo y posición estratigráfica").
"CLADISMO Y POSICIÓN ESTRATIGRÁFICA" |
La sistemática es la rama de la
biología que se ocupa de ordenar la diversidad viviente. Si bien se trata de una
disciplina muy antigua -posiblemente la más antigua de las ramas biológicas- es también
rica en avances modernos, uno de los cuales es la teoría cladista (de kladoV - kládos-, rama),
elaborada por el entomólogo alemán Willi Hennig hace una pocas décadas. La cladística
establece hipótesis de relaciones filogenéticas o genealógicas sobre la base de los
caracteres compartidos por todos los miembros de cada grupo o clado (y que no están
presentes en miembros de ningún otro grupo). Sólo toma en cuenta la evidencia aportada
por esos caracteres; cualquier información adicional, como la edad del fósil o su lugar
de proveniencia, es considerada irrelevante ("Cladismo y
diversidad biológica", CIENCIA HOY, 21:26-34). Existen suficientes evidencias como para aceptar el procedimiento.
Por ejemplo, las amebas son más primitivas que los vertebrados, pero el registro fósil
de estos es mucho más antiguo. En teoría, es perfectamente posible que, dados tres
taxones, A, B, C, pudiésemos encontrarnos en la situación ilustrada por la figura,
según la cual, tomando como parámetro a C, resulta que B es filogenéticamente más
reciente o derivado que A, si bien es sólo conocido en depósitos más antiguos. La
diversidad orgánica esta plagada de ejemplos semejantes.
Algunos científicos han sido reticentes en
aceptar la hipótesis del origen dinosauriano de las aves, simplemente porque los restos
de dinosaurios considerados más estrechamente relacionados con estas, por ejemplo,
Velociraptor, se han encontrado en depósitos mucho mas jóvenes que las aves más
antiguas. El mismo argumento se ha usado para cuestionar la inclusión de Mononykus entre
las aves, dado que algunas más derivadas, como Iberomesornis o Hesperornithiformes,
fueron registradas en depósitos más antiguos. Al igual que en el ejemplo teórico,
dejamos llevar por el hecho de que Mononykus se haya encontrado en depósitos más
recientes que aves que consideramos filogenéticamente más derivadas o evolucionadas,
puede conducirnos a conclusiones erróneas.
El registro fósil proporciona información ciertamente
incompleta y el uso de datos estratigráficos para realizar inferencias filogéneticas
lleva a hipótesis contruídas sobre la base de evidencia negativa. La evidencia
morfológica, en cambio, es suficiente para elaborar hipótesis de relaciones
genealógicas. |
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